Y todo quedó ahí. Ni siquiera he sentido la fortaleza de recoger esa moneda de 500 que seguramente se le cayó del pantalón la última noche que dormimos juntos. Y ahí está el globo, las fotos y el bolso que me prestó para viajar. Voy al baño, y ahí está el shampoo le regaló para navidad, su cepillo y la máquina de afeitar. Voy al living, y seguimos con la parrilla, regalo de la última navidad, que amenizaba nuestras noches, el vodka que no me gusta, la mesita y el perro. Cómo voy a poder avanzar con mi vida si en cada respiro hay algo de él? Cómo, si ese perrito va a ser mi compañero y su recuerdo constante por muchos años más?
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