jueves, agosto 19, 2010

Dimes y diretes

Qué simpáticas son las percepciones humanas. Nos tan especiales y subjetivas, que llegamos a no reconocer las experiencias como las mismas entre dos personas.


Asimismo pasa con las palabras. Uno dice una cosa, y el otro entiende otra. Lo tergiversa y ensucia, y todo aquello que quise decir, se pierde en los mares de las interpretaciones, intenciones y motivaciones del otro. Ahora, debemos aceptar que no podemos hacer nada con ello, por lo cual solo podemos tratarnos de expresar lo más claramente posible y explicar aquello que pueda generar dudas. Claro, todo esto con las personas que queramos que nos comprendan y entiendan lo que quisimos decir. Es como un círculo vicioso la cosa: yo digo algo, alguien lo escucha y le cuenta a otro; eso llega a un cuarto, pero descompuesto en sus moléculas y teñido por las mentes de los dos intermediarios.


Ojo! Que cada cual lee lo que quiere leer. A mi, solo me importa que me entiendan los que me importan....


2 comentarios:

Media Veronica dijo...

Lo mas importante, sobre todo, es la conclusion final a la que llegaste. Despues, al que le quepa el saco que se lo ponga...

verelogia dijo...

Asi es, no más preocupaciones por quienes no se preocupan...