jueves, marzo 25, 2010

Sinfonía Olfativa

Subí al bus rumbo a Serena. Media hora de trayecto, en el que pude disfrutar de aquel sentido. El más agudo, aquel que me permite sentir lo que no puedo ver. En los últimos días ha actuado como un regalocastigo, ha generado sentimientos y rechazos. Podría haber cerrado los ojos y haber detectado dónde estaba la gente, quién olía bien y quien no, quien tenía un perfume agradable o al extremo feromónico. Entre ellos, un joven de unos 28 años, con lentes y bastante atractivo, con pantalones de cargo ocre, zapatillas. Se ubicó a dos metros de mí, de pie junto a la puerta de salida y podía sentir el olor a detergente y limpieza que expelía su ropa. Por otros lados, sudor, cansancio.



Si no tuviera mi capacidad de control tan activa, podría haberme abalanzado sobre él, o su cuello, para poder percibir a mi áxima capacidad aquella sinfonía olfativa. Entenderán pocos aquel máximo placer de pocas de poder cerrar los ojos y apretar la nariz contra el cuerpo de otro, con preferencia del cuello, abdomen y axilas.



Por la noche, lo mismo. Entre aquel tumulto de gente, perfumes llamativos como podría ser un axe de mi agrado, adidas, Gio o Calvin Klein, o simplemente jabón sobre la piel. Aquellos agitaban en alguna parte a mi ser y confirmaban mi capacidad de detección. Pienso que hasta en algún sentido esto puede ser contraproducente, pues podría llevarme al error de encontrar atractivo a alguien que a mi vista no lo es. Deberé trabajar en ello, de forma de no generar lo que no quiero sentir.

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