martes, julio 19, 2011

Cuando penan los fantasmas

En cualquier lado podría haber pasado. Eso de encontrarse con los amigos de los ex, quienes quizás jugaron un rol importante en aquella relación. Y si no tienes nada más que hablar, es casi seguro que terminarás hablando de ellos, la persona que los une de alguna forma y el único tema en común que tienen.

Ahí te enteras que de alguna forma fuiste importante, cuando se dieron el tiempo de hablar de ti con sus amigos y contar las peripecias pasadas para encontrarse. Luego de eso, dices que no quieres hablar del tema, ya supiste suficiente y prefieres no escarbar en el pasado. Mal que mal, has mantenido tu decisión personal de no querer saber ni averiguar nada de él desde el día en que te dijo que se iba a casar. No necesitaste saber nada más. Solo que tu alma se partió en mil pedazos y que las esperanzas se habían desbordado junto con tus lágrimas.

Incluso estos encuentros pueden hacerte recordar lo bonito que era todo y los momentos especiales que vivieron. Hasta que te vuelves a acordar de lo más importante. No te quisieron como tú quisiste. Punto. No necesitas saber nada más.

Y claro, ahí mismo el amigo te saca de tus reflexiones y comenta que es mejor saber que no te quieren a que te engañen. Gracias, de verdad necesitaba ese comentario. Y así nomás hablas algunas tonteras más y te retiras, siempre digna.

1 comentario:

Gabriela Dauvin dijo...

ahora vuelvo por aquí a pasear, y desde hoy más seguido, así te leo más...

oye, acerca de la entrada de los rituales y los cambios, pienso que lo importante se mantiene aunque no se vea... lo que falta es reencontrar los caminos de forma diferente... pero confío en que se puede hacer.

un abrazo grande, te kero!